lunes, 20 de octubre de 2008

LA PRECARIEDAD LABORAL ES NEFASTA PARA LA SALUD

Resulta conmovedora la preocupación de la clase política dirigente hacia la salud de los españoles. En un alarde de paternalismo propio de otras épocas y regimenes, se han gastado millones de euros en campañas de concienciación ciudadana respecto a los males de las drogas, de las llamadas “duras” y de aquellas que gozan de una amplísima aceptación social como el alcohol y el tabaco.

Por eso resulta dolosamente incoherente la autocomplacencia de los partidos ante la capacidad española de generación de empleo… precario. Somos con diferencia el primer país europeo en el ranking de trabajo basura, con una tasa que se aproximó ya en 2006 al 35%, muy por encima del 7% del Reino Unido, el 13% de Francia o el 14% de Alemania. He aquí las claves del perverso “milagro español” del que, al parecer, hemos de sentirnos muy orgullosos.

La precariedad laboral, que en otros tiempos llamábamos sin ambages “subempleo” no es sólo un grave atentado contra la dignidad de las personas, habida cuenta de los casos espeluznantes que hemos llegado a conocer en algunas empresas. Ahora resulta que también es muy perjudicial para la salud. La falta de autoestima, depresión y sensación de aislamiento que acarrea se está traduciendo en nuevos cuadros clínicos que merecerían la atención de los expertos, cuánto más de movimientos políticos alternativos habida cuenta de la vergonzante claudicación de los grandes “sindicatos de clase”.

Para saber más: El País, 9 de septiembre de 2008.

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