En plena indignación por la noticia de la ocurrencia de un joven de 18 años de San Lucar La Mayor (Sevilla) de convocar una razzia virtual de apaleamiento de rumanos, denominado «Rumanos Fueraaa» y que consistía en un concurso en el que ganaría quien agrediera físicamente a más rumanos en la noche del 4 de octubre, lo que ha supuesto su detención por la Guardia Civil (1), representa un soplo de aire fresco la conferencia que el carismático juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud, conocido como «el padrazo» por sus sentencias alternativas y ejemplares, pronunció el día 15 de actubre ante seiscientos jóvenes estudiantes de secundaria en Sanxenxo (Galicia).
El juez ha dictado más de 15.000 condenas durante su carrera judicial, que reconoce le han supuesto muchas alegrías y decepciones.
Afirmó que «durante las noches, en los centros de internamiento solo se oyen los llantos de los niños por muy duros que se crean durante el día», por lo que siempre que ha podido ha optado por sentencias alternativas.
“Al niño analfabeto lo condena a aprender a leer y a escribir, al conductor temerario a hacer de voluntario en asociaciones de tetrapléjicos, a los ladrones de poca monta a realizar trabajos comunitarios, al maltratador a limpiar las fachadas de edificios públicos. Sin embargo, en casos más graves, no le tiembla el pulso y condena a años de internamiento y luego de cárcel.
[…]
En un caso, además de condenar a un centro de menores, y posteriormente a prisión, a un adolescente por dispararle varias veces a dos extranjeras en un descampado, le obligó a contarle a su padres sus actos, y después de casarse, también se lo tuvo que narrar a su esposa. Y ahí no acaba la historia, cuando tenga hijos, tendrá que narrárselo a sus descendientes. «Hoy en día está cumpliendo la condena, y reconoce que no sabe cómo pudo hacer semejante cosa»”.
Este forma de impartir justicia con amplio acercamiento a la persona y sus circunstancias, es un claro ejemplo de la forma en que José Antonio Primo de Rivera entendía el ejercicio de su profesión: la más cercana a lo divino en lo humano, al ser la Justicia, en su opinión, potestad de Dios.
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(1).- http://www.abcdesevilla.es/20081015/sevilla-sevilla/detenido-tras-convocar-internet-20081015.html
El juez ha dictado más de 15.000 condenas durante su carrera judicial, que reconoce le han supuesto muchas alegrías y decepciones.
Afirmó que «durante las noches, en los centros de internamiento solo se oyen los llantos de los niños por muy duros que se crean durante el día», por lo que siempre que ha podido ha optado por sentencias alternativas.
“Al niño analfabeto lo condena a aprender a leer y a escribir, al conductor temerario a hacer de voluntario en asociaciones de tetrapléjicos, a los ladrones de poca monta a realizar trabajos comunitarios, al maltratador a limpiar las fachadas de edificios públicos. Sin embargo, en casos más graves, no le tiembla el pulso y condena a años de internamiento y luego de cárcel.
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En un caso, además de condenar a un centro de menores, y posteriormente a prisión, a un adolescente por dispararle varias veces a dos extranjeras en un descampado, le obligó a contarle a su padres sus actos, y después de casarse, también se lo tuvo que narrar a su esposa. Y ahí no acaba la historia, cuando tenga hijos, tendrá que narrárselo a sus descendientes. «Hoy en día está cumpliendo la condena, y reconoce que no sabe cómo pudo hacer semejante cosa»”.
Este forma de impartir justicia con amplio acercamiento a la persona y sus circunstancias, es un claro ejemplo de la forma en que José Antonio Primo de Rivera entendía el ejercicio de su profesión: la más cercana a lo divino en lo humano, al ser la Justicia, en su opinión, potestad de Dios.
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(1).- http://www.abcdesevilla.es/20081015/sevilla-sevilla/detenido-tras-convocar-internet-20081015.html
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