«Un presidente y cualquier ciudadano necesita un perrito que, como el de la Odisea, le halague con la cola.
Los perros de la antigua hornada eran muy agresivos, sobre todo con los periodistas. Barney, el terrier escocés de Bush, le mordió el otro día un dedo a un informador de la agencia Reuters. Cuco y Gufa, los cockers de Aznar, le tiraron una dentellada a Miguel Angel Rodríguez. Obama busca un perro callejero y pacífico. Pero enfrente están los afganos de Al Qaeda, lebreles suicidas, que ya mordieron en los tobillos a los soviéticos, como antes devoraban a las gacelas y a los leopardos.
Digan la verdad, como la dice Obama: estamos metidos en una guerra perdida, de donde no dejan de venir ataúdes. Hoy llegarán dos. Ya van más de mil; más de la mitad, americanos; los otros, británicos, canadienses, franceses, italianos, polacos y españoles.
Para empatar esa batalla se necesita un millón de soldados y otros tantos perros de la guerra.»
Leer más en: Perros de la guerra, de Raúl del Pozo en El Mundo (09NOV08)
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