domingo, 9 de noviembre de 2008

PERO, ¿EN QUÉ MANOS HEMOS CAÍDO?


Para la secretaria de Empleo, Maravillas Rojo, que ofreció una lectura de los aspectos “positivos” de esta crisis, las altas y las bajas en la afiliación reflejan que la economía “sigue siendo dinámica”.

Apuntó, por ejemplo, que ahora se necesitan nuevos perfiles de empleados, como “auxiliares de cocina para comedores sociales” y “pintores de edificios de clase obrera”. Rojo ya apuntó en junio que los parados aficionados al alpinismo podría “limpiar fachadas”.

La actual situación financiera sirve también para “propiciar una mayor contratación femenina”, y por tanto, “niveles paritarios en la contratación”.

Leer más es: www.expansion.com/2008/11/05/economia-politica/1225879688.html

COMENTARIO:

Juan Español no podía creer lo que acababa de escuchar a través de su televisor. Subyugado por el poder hipnótico de los rayos catódicos que recorrían en haces la penumbra nocturna de su sala de estar, tanteó la superficie de la mesita de centro buscando su paquete de cigarrillos. Estaba conmocionado, perplejo, con la mirada extraviada. Y así permaneció por espacio de algunos minutos, con un decaído “ducados” entre los labios y el mechero detenido a media distancia entre el último botón de su pijama y el extremo del cigarrillo… inmóvil, cataléctico, estatuario.

En su retina, la imagen viva de Maravillas Rojo, Secretaria de Estado de Empleo, la segunda autoridad española en la materia después del Ministro Corbacho, perfilando la visión (hay que entender que oficial) del Gobierno sobre los efectos de la crisis en la población activa.

No era para menos. Rojo ofrecía un nuevo ejemplo de “pensamiento Alicia”, aún más nítido y evidente que el original (desvelado por el filósofo Gustavo Bueno en relación al Presiente del Gobierno) y con colores y trazos mucho más propios del TBO que de una altísima instancia del Estado. "Esta mujer es una cínica -pensó-, quizás simplemente una estúpida. Pero aquí la tenemos, gestionando las 'políticas activas de empleo' en un periodo de la economía española que no se recordaba desde las terribles jornadas de la transición".

En este caso, ni siquiera era posible el descargo, o el reproche, de la falta de formación que puede alegarse en algunos miembros y “miembras” del Ejecutivo socialista. Licenciada en Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales por la Universidad Central de Barcelona en 1973, Rojo tiene “papeles timbrados” que avalan su virtual cualificación. Para que luego digan que la crisis de la Universidad es cosa reciente.

Funcionaria de partido, Maravillas Rojo es un ejemplo de libro de la patología de la percepción padecida por todos aquellos cuyo único acierto en la vida fue afiliarse a tiempo a unas siglas políticas que, a cambio de una acrítica y sacrificada fidelidad, se han encargado de su bienestar y promoción personal; de que no les faltara “de ná”, ni en lo económico, ni en lo social, ni en lo profesional. Las consecuencias se dejan percibir por doquier: una esquizofrénica ruptura y alejamiento de la realidad concreta, una sedentaria y plácida instalación en los mundos de “Pin y Pon”, un vivir de espaldas y con indolencia de la gravedad de la situación que bulle por detrás de los cristales tintados, blindados a la tragedia cotidiana de los individuos, del coche oficial.

“El tabaco puede matar”, espeta a Juan Español el anverso de su cajetilla de cigarros, mientras el reverso, al que acude para buscar consuelo, le advierte del riesgo de impotencia que lo espera a la vuelta de cada calada. ¡Qué cándida, qué confortablemente instalada ha ser la existencia en el País de las Maravillas donde habitan, también, las autoridades sanitarias lejos del mundanal ruído!

J.R.

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